Cierra los ojos e intenta hacer un fácil ejercicio: ¿Qué es lo primero que haces cuando abres los ojos al despertar por la mañana?, Ahora intenta recordar que es lo que hacías hace apenas 15 años cuando los teléfonos móviles servían para lo que su nombre indica, hablar o como mucho mandar caros y obsoletos SMS. Y es que la forma de trabajar, de relacionarnos y de vivir nos ha cambiado desde entonces, desde que los teléfonos se liberaron de los cables, nosotros tenemos menos libertad y más dependencia de esa maldita pantalla al mundo, todo evoluciona y no nos podemos bajar del carro aunque el carro parezca algunas veces una diligencia con tres ruedas a la que persiguen los Sioux capitaneados por Toro Sentado, ese carro es el culpable de que todo sea más rápido, favoreciendo al trabajo, las relaciones personales, los estudios… o no.
Los más jóvenes te querrán hacer ver, como siempre ha pasado, que eres cada vez más viejo y más torpón, te mirarán con cara rara si usas “perita” o “chachi” en lugar de Chido (que es lo más chachi perita pero para adolescentes) y te pueden “banear” o “botar” fácilmente de un grupo si eres muy “drippy” y te podrías dejar de sentir “living”. De siempre, cada generación tuvo sus palabras y sus costumbres que a los mayores les chirriaban, pero además antiguamente, y no hay que remontarse al pleistoceno, la juventud tenía sus palabras, su forma de vestir, sus tribus urbanas y la música con la que se sentían identificados, que en muchos casos marcaba la personalidad de algunos para toda su vida. En todas las aulas había un heavy, un pijo, o algún rocker de esos que soñaban con ser Danny Zuko para cantarle a su Sandy. De ahí quedaron muchos calvos con melena con camisetas negras, algunos que aun conservan el Chemise Lacoste de ir los viernes al Sport Hall o para mi, los que con mas dignidad han persistido y me da alegría ver de vez en cuando con sus chupas, Los Fly Riders. ¿Qué pacto harían aquellos rockers para seguir manteniendo esos imposibles y brillantes tupés?, ¿existen los rockers calvos?
A lo que iba que me lío con tanta añoranza de pasado, que tenemos en nuestras manos la pantalla que nos abre la puerta al mundo, todos los Vademécum, Espasa y Larousse juntos y solo lo usamos para cotillear Facebook, jugar al Candy Crush o pagar un café, lo odiamos pero no podemos vivir sin él, su ultima rayita de batería es más importante que tu propia sangre y cuando mi pareja me dice “déjame el cargador que tengo un uno” yo siempre le respondo “pues para mi eres un diez” y eso es lo que siendo antiguos o modernos nos debe importar, que con más o menos, siempre seamos el 10 de otro, que seamos su “crush” y hayamos hecho “match” entre tanto “random” ya que #lavidasonratitos y son mejores en buena compañía